Por: Bárbara Alvarez Plá
Dos años llevaba el nuevo director del Palais de Glace, Oscar Smoje, con una idea en la cabeza, la de poder llevar al Palais el arte urbano, que adentro del salón tuviese también cabida la calle. Según sus propias palabras lo fundamental era "convocar en un ámbito museístico a un público nuevo, y dar cuenta de que toda expresión de creatividad es arte".
Se dio el gusto: hasta fin de mes se podrá ver en el Palais la muestra Ficus Repens ("Enamorados del muro"), con curaduría de Valeria Bronstein, en la que muralistas, graffiteros y artistas del stencil dan cuenta de su ya innegable calidad artística.
Más de 42 grupos, conformados por más de 50 artistas, en su mayoría muy jóvenes, y del género masculino han estado trabajando para crear los enormes paneles que integran una parte fundamental de la muestra porque guiarán a los visitantes en un "recorrido" por Buenos Aires a través de sus muros.
Aquí, los artistas han trabajado de forma colectiva, sin perder la dinámica que suelen ejercitar en la calle, lugar que sigue siendo el principal vehículo de este tipo de expresión artística. "Es necesario legitimar lo que está en la calle -afirmó el director del Palais- porque está cumpliendo una función en las paredes de la ciudad". Smoje no ahorra comparaciones: recuerda ahora cómo los más emblemáticos muralistas mejicanos comenzaron su trabajo, justamente, en las calles.
Lejos de estropear las fachadas de la ciudad, como alguno podría pensar, Oscar Smoje dijo a Clarín que "los muralistas no son los responsables del deterioro de las paredes de Buenos Aires, en realidad toda esta gente trabaja para embellecer la ciudad y alegrar al caminante".
La muestra cuenta además con una serie de 32 fotografías de la ciudad y su gente, realizadas por el fotógrafo porteño Carlos Bosch. Para ello, dice Smoje, "dividimos la ciudad en una cuadrícula, como para hacer un relevamiento sistemático de la imagen". "El abanico es muy amplio -añade- pero todos los murales forman una gran familia".
Otra de las salas, convertida en una especie de chill out (el lugar donde se hace una pausa), ofrece, de forma ininterrumpida, una proyección de video en la que los espectadores podrán acercarse al proceso de creación de esta muestra. Aquí, los visitante podrán ver, en otra de las paredes, una foto de cada uno de los grupos y leer cuál es su historia.
La exhibición se completa con talleres, videos y un ciclo de cuatro conferencias, donde artistas y profesionales hablarán sobre este arte en creciente apogeo, porque las pintadas en los muros son tan viejas como el tiempo, pero especialmente a partir de los años 60 empezaron a utilizarse como un medio de expresión unido a las ideas de clandestinidad y protesta. En Argentina, sobre todo a partir de la crisis de 2001, prolifera el stencil. Como apunta el director del centro: "Hay desde entonces un cambio conceptual, todo se fue puliendo hasta llegar a este tipo de expresión que hoy contemplamos."
Paralelamente, y de forma complementaria, se puede ver en el piso de abajo del Palais de Glace una muestra llamada "La calle es nuestra. de todos", auspiciada por la Fundación PSA de Peugeot, que no hace más que continuar con la que será la temática del Palais hasta después de las vacaciones de invierno: la calle.
Fuente: Revista Ñ
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