sábado, 25 de octubre de 2008

EL DOCUMENTAL CINEMATOGRÁFICO Y TELEVISIVO

Haciendo un Documental
Por lo común, la práctica documental en cine y televisión es definida de acuerdo con una serie de convenciones, entre las cuales destacan la ausencia de un argumento predeterminado y el menor control del realizador sobre las imágenes que rueda. Sin embargo, esa definición general adquiere un carácter engañoso, pues, como indica Bill Nichols, esta forma cinematográfica 'hace claras reivindicaciones acerca de su relación con el mundo histórico pero no puede separarse limpiamente de las estrategias de la narrativa o la fascinación de la ficción'. Así, pues, aunque un documental pretende reflejar realidades objetivas, nunca desdeña esa línea narrativa que sirve para encauzar su discurso y aproximarlo a los espectadores. De hecho, ésa es la función que cumplen tanto el montaje como la locución, los efectos y la música que conforman la banda sonora.
En el documental televisivo y cinematográfico se advierten dos corrientes básicas: una expositiva, caracterizada por el hecho de que el equipo realizador no aparece ante la cámara; y otra interactiva o participativa, donde los autores acaban siendo testigos y protagonistas de los hechos filmados.
Una segunda diferencia estriba en el punto de vista del realizador, pues cabe plantear una oferta documental a partir de la observación imparcial de un fenómeno, pero también es posible alterar el proceso para aproximarlo a fines dramáticos sin romper el patrón de verosimilitud. Tal es el caso de aquellos filmes en los cuales aparecen animales entrenados para reproducir alguna pauta de su comportamiento salvaje.
Desde un punto de vista histórico, los orígenes del género se sitúan en el cine informativo realizado a comienzos del siglo XX. Desde la década de 1930 se generalizó la presencia de unidades de documentalistas patrocinadas por los gobiernos con fines educativos o propagandísticos. Joris Ivens, Jean Renoir y otros cineastas tomaron el género como base para prolongarlo, a través de sus distintos códigos, hacia una personal ética de la mirada. Invocando ese criterio de autenticidad, corrientes como el free cinema inglés, el neorrealismo italiano y el cinéma vérité impulsaron la fusión del hallazgo espontáneo con la secuencia dramatizada. Al introducirse luego en el medio televisivo, el documental fue diversificándose, dando lugar a híbridos como el docudrama, en el cual se reconstruyen acontecimientos reales de la mano de sus auténticos protagonistas.

REPORTAJE TELEVISIVO

Con la aparición del reportaje televisivo, se advierte de inmediato que los criterios esenciales del reportaje escrito se trasladan al medio audiovisual sin grandes variaciones. De ahí que se distinga entre reportaje estándar y reportaje de investigación de acuerdo con el mismo criterio abreviado que se emplea en el periodismo impreso.
A semejanza de sus colegas de la prensa escrita, el reportero televisivo tiende a especializarse, de suerte que puede ser un corresponsal en el extranjero, un reportero deportivo, político, de información general, etc. En los últimos tiempos, se ha generalizado en las cadenas televisivas el equipo móvil formado por periodista y operador de videocámara, dado que su estrategia de trabajo es la más ágil en la confección de reportajes.
Una de las principales vertientes del reporterismo televisivo es el realizado en zonas conflictivas. Por lo común, el reportaje de guerra exige una considerable infraestructura técnica para el desplazamiento del equipo y la posterior emisión de su trabajo.
Siguiendo el modelo del reportaje informativo, las empresas publicitarias han diseñado una variante del anuncio televisivo, el publirreportaje, cuya apariencia periodística permite integrar más datos en la promoción.

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